Cuánto te echo de menos

Hoy fue uno de esos días en los que, allá donde dirigía la mirada, veía manos entrelazadas, sonrisas de complicidad, besos y abrazos apasionados... Hoy fué uno de esos días en los que me he sentido amputado. Aún es difícil adaptarse a la nueva situación, a pesar de llevar más de dos meses aquí en la capital.

Hacé poco comentaba con McBeal el hecho de que, aunque fuera difícil el cambio repentino, poco a poco te ibas adaptando. Reconozco que no soy una persona excesivamente social, que puedo pasar hasta una semana sin ver a mis amigos, que se adapta fácilmente a los cambios y paso bastante tiempo solo, aunque esté rodeado de gente a mi alrededor. Me gusta ser un poco egoísta e invertir tiempo en mí mismo. Pero cambiar todo, el escenario, la gente, las costumbres, el trabajo... he de reconocer que está siendo duro. Evidentemente ya no es como las primeras semanas, poco a poco te vas haciendo a las rutinas, a los horarios, a las nuevas amistades. Además Madrid es una ciudad mucho más acogedora de lo que yo imaginaba, la gente suele ser amistosa. Pero las referencias son imprescindibles, y hasta retomar el rumbo más o menos, a veces me cuesta mantener enderezado el timón. No es fácil.

Lo más complicado ha sido dejarla a ella. Siempre supuse que este cambio iba a ser una prueba a ese amor in crescendo del que tanto presumía, que utilizaba como modelo de solidez. En muchos momentos he necesitado ser abrazado, y escuchar de su boca palabras de aliento. ¡Cuántas veces me he imaginado su voz animándome a seguir día a día! Siempre he sabido que estaba allí, en esos momentos. Pero he necesitado tantas veces de su aliento, de su piel... Pensar que la pudiera perder es como morir poco a poco, perder por mi boca hasta el último soplo del alma, escapando del cuerpo incompleto.
Valorad a cada segundo el amor del que disfrutéis, tán difícil encontrar a esa persona, cuesta tan poco decir "te necesito" y somos tán estúpidos como para olvidarlo... Te necesito.