sábado, 11 de agosto de 2007

Katori buta (蚊取り豚), el antimosquitos tradicional

Una de las experiencias más desagradables que tuve en mi primer viaje a Japón fueron los mosquitos. Que allí no les hace justicia el diminutivo: son enormes, y abundantes. Tened en cuenta que se trata de un país muy húmedo, lleno de arrozales y estanques, con lo que en verano hay insectos hemofílicos por doquier. Mi visita a Fushimi Inari Taisha en Kyoto (un complejo de templos y altares lleno de torii, los portales-arcos tan emblemáticos de Japón) se vió especialmente afectada por el acoso incansable de los albopictos mosquitos-tigre. Consejo de amigo: no olvidéis el repelente si vuestra visita está comprendida entre los meses de junio y octubre.
Aparte, las tallas en los animales están trastocadas: si los animales superiores japoneses son de normal más pequeños que aquí (los ciervos, los gorriones, etc., godzilla es una excepción) con los insectos sucede lo contrario: las libélulas, los escarabajos, las cigarras... son de talla XXL. Biólogos habrá que me puedan explicar el motivo natural. A mí los mosquitos me parecían bastante grandes. Y mazo pesaos.
Uno de los iconos más representativos del verano tradicional nipón son los katori buta (蚊取り豚), o "cerdo atrapamosquitos", aunque este nombre es algo confuso, ya que en vez de capturarlos, el invento los ahuyenta. Se trata de una especie de incensario o quemador de cerámica en forma de cerdito que abre desmesuradamente la boca.

En el interior se coloca una espiral de incienso (cuando se trata de incienso para espantar mosquitos, lo fabrican de esta forma) y el humo sale por los ojos, la boca y el ano (así también parece que el cerdo se ha tirado un cuesco fumil, mira qué cerdo).
En mi último viaje estuve ojeando por las tiendas si veía alguno, pero no fui capaz ni de preguntar por ellos porque desconocía su nombre. En la próxima ocasión no se me escapa el katori buta de los Hanshin Tigers (el de la derecha del todo)!!

No estaba muerto, andaba de mudanza

Mudanza que se ha juntado con una baja de una semana por gastroenteritis y el bautizo de mi ahijado (le voy a hacer una oferta que no podrá rechazar...). Hacía mucho tiempo que no tenía un finde tranquilo, y pienso dedicarmelo a mí. Perdonad que haya tardado tanto en volver a postear, aparte de que en el nuevo piso aún no tengo conexión (ni un alma solidaria que se deje gorronear la güifi en el vecindario...). Así que os ruego paciencia hasta que pueda seguir con el blog de forma regular.