viernes, 4 de agosto de 2006

Me confieso: soy un traidor

NOTA:Este artículo no es apto para legos de la informática de desarrollo, así que podéis ahorraros la molestia de leerlo si no queréis quedaros con una cara de Carlos Sobera a mitad de su lectura.

Soy un traidor. Estoy avergonzado, pero pienso enmendarme. Y creo que estoy siguiendo los pasos para ello, pero las cosas se me ponen difíciles. Mejor: si no fuera así, no habría ni contricción ni revulsivo.
Me explico. En el momento cumbre de mi informaticismo (bonito palabro acabo de sacarme de la manga) yo era un seguidor y usuario de Linux, aunque mantenía Windows porque debía compartir el equipo con mis hermanos. Siempre había usado la distro Slackware (de las más antiguas que yo sepa), desde 1995. No tenía Internet (no era popular ni asequible en aquel entonces) pero no lo necesitaba: para eso estaba la Universidad. Quince disquetes vacíos siempre volvían llenos con paquetes de software libre. Programar en las X era una pasión sencilla: jugar con las ventanas, hacer versiones X de programas de consola... Probar incluso a hacer funcionar hardware muy muy raro (como mi tarjeta GUS MAX, el hardware más friki que poseo y guardo como un tesoro) en este sistema operativo. Creo que lo conseguí.
Poco a poco, me fui desfrikando. Las asignaturas en la carrera me iban obligando cada vez más a usar herramientas Windows 95, más tarde Windows 98. Linux se fue quedando arrinconado para la programación C++ y Java. Cuando llegué al término de la carrera, ya no había un LILO en mi equipo. Más tarde, por el 2004, instalé la distro de Suse, la 6.0 (creo). Aquello me devolvió la fe en el ideal del Software Libre, y me decantó hacia el entorno KDE. Pero el trabajo y el estudio del japonés me apartaron del buen camino y seguí mis andanzas hacia lo fácil, hacia lo cómodo, hacia la esclavitud de Windows, a la que aún hoy estoy sometido.
Hoy quiero regresar a Linux. Quiero rebelarme. Quiero romper mis cadenas. Y voy a conseguirlo. Irónicamente estas líneas las leo tras un Windows XP (eso sí, en Firefox, que Internet Explorer no se merece ni siquiera el apelativo de mierda), porque no hay drivers de mi dispositivo de red WiFi USB (marca Belkin), pero debo probar el NdisWrapper, a ver si lo consigo. Y voy a ver si puedo instalar Linux en la Nintendo DS, toma ya!
Si no recibís noticias mías en mucho tiempo, es porque me habré cargado la configuración del equipo instalando Linux. ¡Qué vergüenza, si eso sucediera!

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