martes, 9 de mayo de 2006

Nasubi, o la audiencia sobre todas las cosas

Los lectores más fieles de este blog habrán reflexionado en que hemos llegado a un punto en el cual dudamos de que la sociedad japonesa disponga de una palabra llamada "mesura" o que ha degenerado cultural o subculturalmente hasta un grado incontrolable, desde que comenzara su boom económico allá por los años 60. Pues no, amigüitos míos, como diría un antíguo compañero de trabajo, ahora viene cuando la matan. La televisión.
Los que hayan visto el espisodio de Los Simpsons en el que van a Japón y se ven sometidos a un cruel concurso, o los que hayan visto "Lost In Translation", que sepan que ninguno de esos dos casos son exagerados. Más bien se quedan cortos. "Humor Amarillo", por ejemplo, era lo más light que os podáis imaginar. Este tema da para un desarrollo sin fín, pero como no dispongo de mucho tiempo, os hablaré de uno que me ha dejado desarmado cuando intento defender la cultura japonesa: la habitación de Nasubi (なすびの部屋).
Imaginad a un pollo humorista, llamado artísticamente Nasubi (berenjena), humorista no con mucho éxito, al que meten en una habitación estanca y sin muebles, completamente desnudo, sin comida, ni televisión, ni ninguna forma de distracción. Tan sólo un cojín, una mesa, una radio, un teléfono, unos cuardernos y unos bolígrafos. Y le dicen: "Hala, sobrevive a base de participar en concursos y promociones que salgan!". No tenía ni papel higiénico para cagarse en quienes le habían metido allí. Para superar la prueba debía conseguir un millón de yenes en un año, en premios y en metálico. Además de conseguirse la comida. Durante el año que estuvo encerrado, tuvo que ingeniárselas para cocinar arroz (conseguido en un concurso) sin una cocina (que posteriormente creo que consiguió en otro concurso).
Hubo momentos críticos, en los que se dudaba de la integridad física o mental de Nasubi (yo dudaría de la integridad mental de los guionistas y productores). Por ejemplo, en un momento dado le movieron de habitación y olvidaron llevarle la bolsa de arroz que había ganado, casi desespera. O cuando ganó un televisor, y vió que no tenía toma de antena en la habitación. Conseguir alimentos en ocasiones era todo un festival para él, tras pasarse días sin comer decentemente. Algunos premios, como complementos sexy de ropa interior femenina, maquillaje, cosméticos, una bicicleta... no medraron sus ilusiones. Lo probó todo. Nunca ganó ni jabón, ni nada para dormir, ni ropa.














Nasubi no llegó a la cantidad solicitada en la prueba, pero se convirtió en alguien muy popular. Esto sucedió entre 1998 y 1999, en la NTV. Señores, aceptamos Guantánamo como Ciudad de Vacaciones.

2 comentarios:

  1. leí la historia de este pobre hombre en mi libro su odisea. es algo vergonzoso a lo que han llegado las cadenas de televisión para que sus señores jefes puedan hacer coleccion de yates o de pisitos en la montaña.al principio me pareció una broma, no puedo creer que estemos llegando a cosas como estas en la sociedad en la que vivimos. si estamos asi ahora, qué nos deparará el futuro??

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  2. Halaaa Lo habia leido en un libro pero no crei que fuera cierto, que burrada. yo me quedaba tan pancho y no comia nada y si no me sacan me lio a leches con todo el mundo...

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