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domingo, 15 de marzo de 2009

Pequeño balance de la Retromadrid 2009

No tengo mucha experiencia de asistencia a eventos así para basar cualquier comparación, pero mi impresión ha sido muy satisfactoria. Los stands estaban bastante pertrechados y se nota que el sentimiento nostálgico mueve cada vez a más gente. Se ha visto bastante actividad, stands con proyectos en activo, intercambio de ideas, de opiniones, de material, de técnicas y tecnologías... Todo un foro en modo tangible. Según me han contado hace poco, ha habido una asistencia registrada cercana a 1100 personas. Si aparte consideramos el que la entrada era gratuita y no todo el mundo accedía al recinto adquiriéndola, yo me aventuraría a hablar de cifras cercanas a los 1300 asistentes. Posiblemente más. En mi modesta opinión, un verdadero éxito. El recinto se hizo muy pequeño en poco tiempo y se tuvo que evitar la entrada de más gente para no alertar por lo limitado del aforo. Es una lástima que no se pueda hacer en un recinto mayor, que permita la colocación de más stands y más actividades. No obstante, un excelente trabajo de la organización.

Pienso que el gran reclamo de este año ha sido el lanzamiento de la última creación de Karoshi Corp., bajo la producción de Matra: "La corona encantada". Aderezaba su lanzamiento con la presencia del gran Alfonso Azpiri, uno de los mejores ilustradores y dibujantes de cómic contemporáneo de este país, que como en tiempos de las producciones de OperaSoft o Dinamic se encargaba de ilustrar la carátula. La longitud de cola para adquirir el juego (en formato Spectrum o MSX) sólo pudo ser batida por la de la otra cola que se formó entorno al genial ilustrador para conseguir su autógrafo, no sólo en la carátula del juego, sino también en pósters, comics y otras carátulas de antiguas producciones. Yo estaba ensimismado cuando pude ver que me dibujaba un "Mot" dedicado en la primera página en blanco de la nueva edición de este cómic, que había adquirido antes con ese propósito. Un gran profesional y un tío muy majo. 

Otro de los stands que llamó mi atención fue el de Dreamcast, aparte de los piques que tuve con Modjo para seguir una ética de partidas en los "fighter" (si estoy tumbado apártate y deja que me levante, traidor) pude hacer contactos para proveer de algunos títulos, que buscaré en mi próxima escapada a Japón. Siempre he pensado que es una lástima los funestos acontecimientos que rodearon a esta consola y su pronta salida del mercado.

Por su parte, Fernando/SapphiRe pudo mostrarnos el avanzado estado en el que se encuentra el desarrollo del QBIQS. Nunca había visto un scroll con tanta suavidad en un juego que promete muchísimo. ¡Ánimo, Fernando! Esperemos pronto poder utilizar el modo de dos jugadores para hacer competiciones de las que hacen historia.

Ha sido un placer encontrarme con caras conocidas que no veía desde el 2007, como a Konamito, a Jon o a Pypo (buena anécdota la de decirle al Sr. Azpiri que se llamaba "Pere", con lo que le molesta que se lo digan, jeje). Intentaré recuperar el espíritu perdido, tras más de un año de no aparecer por los foros. Muy oportuna tu reprimenda, Konamito, te haré caso y espero aparecer por Karoshi como antaño.

Y una de mis mayores alegrías estuvo en reencontrarme con el MSX Datapack, ya me he puesto manos a la obra para continuar con su traducción, espero poder tener pronto algún capítulo disponible a toda la comunidad. Va a ser duro, pero al mismo tiempo gratificante. Espero que el  resultado final sea muy útil a todos los desarrolladores de esta plataforma.

En resúmen: un evento muy interesante con prometedores desarrollos en activo. Lástima que no se celebre en un recinto con mayores posibilidades.

domingo, 8 de marzo de 2009

Música de dibujitos

Es bastante difícil escuchar música moderna japonesa en público y ser tomado en serio. Me ha sucedido en diversas ocasiones, principalmente en mis entornos laborales, ya que gracias a mi posición sedentaria se me ha venido permitiendo escucharla mientras desarrollaba mi cometido. La principal barrera a franquear reside en el rechazo (no siempre manifiesto, pero sí presente) de mis compañeros, desde hace años. 

Es una inducción curiosa la que provoca esta actitud de cierta hostilidad. Digo curiosa porque canciones con melodías semejantes provocan actitudes muy distintas dependiendo del idioma en que se canten. Es algo que vengo observando durante años, y no sólo en grupos mayoritarios socialmente bien vistos o políticamente correctos -gente normal y corriente, vamos- sino también entre las minorías de "raritos", "frikis","otakus", etc... donde sus rechazos podrían ser hasta más notorios que en los primeros. Difícil de creer, pero cierto. 
La práxis la he llevado a cabo a menudo con dos grupos conocidos que combinan en su discografía el cantar en inglés o en japonés: "Kemuri" (foto de arriba) y "Love Psychedelico" (foto de abajo). Es sensible el cambio de actitud de la gente corriente cuando dentro del mismo grupo pasamos de una canción en inglés a una en japonés. Las miradas aviesas, los labios torcidos, las facciones de extrañeza se repiten. Argumentos como los de "me suena a dibujitos animados" o como "no se entiende lo que dicen", reiterados hasta el hastío. Este último me encanta, suele ser pronunciado por gente que no tiene ni papa de inglés y se pasan el día escuchando a grupos anglófonos. Minipunto para el equipo de los normales.

Sin buscar un culpable, sí creo haber hallado parte de responsabilidad en años en los que se viene usando a grupos de pop y rock nipón para armonizar los "openings" o "endings" de las series de animación (otro eufemismo, que muchos de los heterodoxos te excomulgan si dices "serie de dibujos animados", cuando se ha dicho así de toda la vida). Yo no estoy en contra de esta tradición venida de más allá del Yangse: reconozco que de esta forma pude conocer este mundo, y cuando me di cuenta que lo primero no me llenaba, su música sí. Pero me lo pone difícil, y dado que estamos en un mundo en el que cualquier gañán se siente con autoridad para clasificarte, categorizarte, marcarte al rojo y separarte del resto con una sola frase que puede sobrevivir generaciones, por feo que esté decirlo vengo sufriendo desde el principio una tendencia de desprecio hacia el que quizá menos culpa tenga: las series. Sé que está feo, pero más ruin sería negarlo.
Lo que ya tampoco me resulta ajeno es encontrar indicios similares en los "raros" (con perdón). En éstos el fenómeno es que muchos de ellos no quieren escuchar más música que la que sale en las series, aunque sepan que existe un grupo detrás con un amplio repertorio. Una posición tan reprochable como la de los "normales" o por supuesto la mía. Es extraño que muchos (no todos con los que he tratado, pero sí la mayoría dentro de mis experiencias) se muestren tan reticentes a ampliar sus fronteras y deleitar sus sentidos sin prejuicios. Es su problema.
Reconozco que aún me dejo dominar por muchos prejuicios y debería ser un poco más impermeable a opiniones ajenas, pero si afecta a los contextos dentro de los que me muevo no puedo evitar verme involucrado.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Vista gorda 大目「おおめ」

Sé que debería estar concentrado estudiando en vez de escribir ridículos posts, pero de vez en cuando me encuentro algunas perlas durante las sesiones de estudio, que me gusta compartir con vosotros porque sé que a muchos os interesa también aprender algo de japonés. ¿No? ¿¡No!? Pues mala suerte, porque toca de eso.
En uno de los ejemplos que me he encontrado en el libro que uso para estudiar gramática me he encontrado con una expresión muy curiosa: 大目(おおめ, se pronuncia oome), que literalmente significa "ojo grande", y quiere decir "ser indulgente", "ser magnánimo", "pasar por alto".  Cuando se dice en Japón "mirar con el ojo grande", es lo que en español de España significa "hacer la vista gorda". 
No sé si en inglés o en otra lengua tienen una expresión similar para la misma semántica, pero me parece increible que habiendo tanta distancia cultural se haya llegado a una convergencia tan grande. O tan gorda, depende de cómo lo mires.
Esto viene a cuento de que, como esta semana estaré muy ocupado, os pido un poco de paciencia y que "miréis con el ojo grande" (absteneos de hacer el chiste fácil) hasta que vuelva a coger el ritmo. Gracias.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Dos mil ocho: cielo, infierno y... ¿purgatorio?

Hay un proverbio japonés que reza 光陰矢の如し (kōin ya no gotoshi): el tiempo es como una flecha. Cualquiera diría que han pasado tres años desde aquel primer post vacilante y estúpido, aquel hello world please don't kill me,  horas antes de coger el autobús destino a los mandriles. Y sin embargo, cuántas experiencias, casi que parece media vida entre estas calles. De todo el camino recorrido, sin duda este ha sido el mejor y el peor año, en casi todos los aspectos. He conocido el paraíso y he conocido el infierno, en ese orden.
A finales del año pasado me anunciaban el cese de mis servicios en la tele para poco tiempo más tarde, y teniendo una carrera más que orientada en la capi y una futura vida sentimental por la que habría viajado hasta las puertas del Hades sin dudarlo, me concedí un último capricho, el más caro de mi vida, algo que me pedía el alma desde la friolera de diez años: una estancia medianamente larga en Japón, ese país al que adoro y odio a partes iguales. Muchos sabéis por este canal de mis pequeñas aventuras en este tercer Viaje del 2008. Nuevos lugares, nuevos amigos, nuevas experiencias... han empapado cada rincón de mi memoria hasta ahogarla. La primavera del paraíso.
Fue regresar a España y encontrarme con todo patas arriba: la dueña y señora de mi corazón me dice adios, amigos que ya no me reconocen (¿tanto he cambiado?), post-operatorios de dolor y todo lo que tengo es el único deseo de no desear nada, partir de cero, partir de mis raices, volver a nacer: volver a buscar casa, volver a buscar trabajo, volver a encontrar un hueco en este lugar de locos. Pero tras probar el sabor de la miel, ¿quién quiere volver a comer gachas? Mi adaptación a una vida nueva ha sido muy dura, quizá la prueba más dura a la que jamás me he visto sometido, más incluso que la primera vez que vine a la capi, hace ya tres años. El tiempo es como una flecha... Un año como éste no pasa por el corazón de nadie sin dejar llagas, pero ninguna es incurable. Y cada cicatriz es un tatuaje, una demostración de fuerza y ganas de luchar. Seguiré siendo un salmón toda la vida.
Este vuestro blog, versión discreta de mi alter-ego, ha sufrido como es natural estos tremendos altibajos: de alcanzar una popularidad sin precedentes durante mi primavera tokiota a sucumbir como la bolsa durante el verano posterior. Desde hace menos de un mes parece que vuelve a recuperar el ritmo de visitas que se había logrado a finales del 2006, tímidamente vuelve a ganar la confianza de muchos lectores. Esperemos que esto siga así y "Pepe vente..." pueda contar de nuevo con muchos amigos, aunque sean anónimos.
Desde aquí, gracias a todos los que hacéis que mi aventura bloggera merezca la pena. Gracias. Aún me queda mucha guerra por dar.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Nostalgia por lo insignificante

Me he dado cuenta recientemente de lo mal que aproveché la cámara de fotos en aquellos tres meses maravillosos que estuve en Tokio. Me iba a sitios muy conocidos y allí disparaba a todo lo más llamativo, lo más popular: templos, castillos, estatuas, parques...fotos en las que yo figuraba o no. Pero fotos que podía haber conseguido por la red, con absoluta facilidad. Las fotos que no hice fueron las de las calles insulsas, los edificios normales, la rutinaria cotidianeidad.

Como un superhéroe al rescate, ha acudido en mi auxilio Google Maps y su reciente StreetView, de forma que cuando siento añoranza por ver las calles que recorría casi a diario, los lugares que frecuentaba con los amigos o solo, basta con activar esta funcionalidad desde el enorme mapa y recorrer virtualmente, pero casi como cuando lo hacía de verdad la pasada primavera. Falla la textura del asfalto, el ruido de las pisadas, los aires frescos de la mañana y de la noche, los charcos eternos. Pero hasta que vuelva a pisar ese firme, menos da una piedra.

Hoy he querido compartir con vosotros algunas imágenes del que consideraba en aquel momento mi barrio. Tan sólo por tres meses, pero pocas veces me he sentido tan arraigado a ningún sitio. Quizá porque nunca antes había sido tan callejero.

Aquí es donde viví durante 89 días: el edificio que la inmobiliaria T-Estate Tiger House tiene en el barrio de Shinagawa. Mi ventana estaba al lado de la que viene indicada por la flecha SO. Un lugar muy tranquilo. En esa habitación he dejado la parte más intensa y breve de mi historia.

Esta esquina de toldos rojos es Akatsu, el bar de parroquianos donde nos juntábamos a menudo a tomar cañas por la noche. Un ambiente muy cálido y del que guardo recuerdos entrañables. Cuando regrese a Japón, una de mis metas principales será hacerme una caña con Mama-san, la dueña, que me trató de una forma muy especial.

Camino a la estación de Oosaki siempre pasábamos al lado de un solar gigantesco en obras. Siempre había operarios custiodando el tráfico (rodado y peatonal) para la salida y entrada de camiones en las obras. Yo creo que me cansé de decir "ごくろうさま" (gokurôsama, "buen trabajo!") cada vez que me hacían una ligera reverencia al pasar o se disculpaban por hacerme parar a la salida de un camión.

Este fue el supermercado al que iba al principio (hasta encontrar otra más barato y cercano el último mes): Oozeki. Lo que más me llamaba la atención es que muchos productos caducaran tan rápido (sobre todo la leche). Mi fuente de "matademonios" también era este centro.

No recuerdo ya cuántos obentô compré en este sitio: Shinjuku Saboten. Mucha variedad, muy ricos y con unos precios ridículos. Aún conservo la segunda cartilla de consumición (te sellaban cada compra y luego te hacían un descuento), que no llegué a terminar.

En este rincón, a oscuras, ella me robó un primer beso. Casi me entra la risa por la timidez y dulzura del gesto, sobre todo el miedo a que nos viera alguien conocido. Lástima que aquello sucediera tan tarde...

Hoy estoy más feliz que nunca, me siento muy tranquilo y satisfecho con la vida que llevo. Pero no está de más echar los ojos atrás de vez en cuando: se me dibuja una sonrisa muy especial en los labios y recuerdo que este lugar y yo "tenemos una historia".

viernes, 14 de noviembre de 2008

El viajante que ríe 「笑ゥせぇるすまん」

Cuando voy a casa de mi amiga Clavel siempre descubro algo que me marca. En esta ocasión han sido varias las impresiones, y una concreta fue descubrir  "El viajante que ríe"「笑ゥせぇるすまん」|warau seerusuman|. Es un manga escrito hace ya bastante tiempo (años 70) por Abiko Motoo, uno de los integrantes del dúo Fujiko Funio. El otro integrante del equipo, Hiroshi Fujimoto, es el padre de Doraemon. Aunque el estilo es muy similar en ambas obras, la temática no puede ser más dispar. Aparte del manga, hay una serie de anime (por youtube podéis ver muchísimos episodios originales) y hasta un dorama (que no encuentro por la red, porca miseria).


El protagonista de esta serie es Moguro Fukuzô 「喪黒 福造」, un tipo pequeño y rechoncho que se pasea por las calles de la gran ciudad con un traje negro, un peinado de raya perfecta  y una sonrisa de oreja a oreja que iluminaría un estadio de fútbol. Su presencia asusta, y no es para menos: en su tarjeta de visita dice que es un viajante que se dedica a "tapar las grietas del corazón", ofreciéndose a ayudar (sin cobrar por ello) a todas aquellas personas que, aunque disfrutan de una vida socialmente aceptable, tienen algún tipo de manía, preocupación o problema que les inquieta. Aunque en un principio parece que consigue paliarlo con algún tipo de remedio extraño, en realidad el viajante lo va dirigiendo poco a poco hacia un círculo vicioso de difícil salida, hasta que se muestra la verdadera naturaleza del individuo en sí y se enfrenta desnudo a la severa sociedad nipona: toda víctima sucumbe, o se vuelve loco, o acaba perdiendo su humanidad.


Leer el manga me llenó de curiosidad, pero el efecto multimedia de la animación me dejó alucinado. La serie me parece estupenda (y eso que tiene años, pero la genialidad es atemporal) y me enganchó: el personaje del warau salesman es un ser despiadado, sin escrúpulos y muy paciente; la temática en sí, la deshumanización de la sociedad moderna en Japón, muy bien retratada en cada capítulo. Fijaos que la serie se emitió en el comienzo la crisis de la economía japonesa, y su efecto en el público fue mayor. 

En varias ocasiones me he definido como poco o muy poco aficionado al manga-anime, y sin embargo hay algunas series que me apasionan (como por ejemplo "Dr. Slump" o ahora "El viajante que ríe"). Es posible que lo que más me tire p'atrás es en sí el movimiento otaku español: lo siento, intento ser tolerante, pero lo que no quiero es ser falso, y si lo aborrezco es así. Pero es que cada vez que veo en Japón los motivos para ser apasionado a alguna serie concreta, a algún autor o a algún estilo, viendo la calidad que se destila en muchas ocasiones... pues es que los otakus ibéricos (los que yo he conocido, no quiero generalizar) parecen una caricatura mal hecha de éstos! Quizá es como cuando vi por primera vez a un punk japonés (con su mohawk y todo): son cosas que ves ridículas en ciertos pueblos, pero no en otros. Tengo que hacer un poco de exámen de conciencia...

Antes de volver a España, en Yodobashi Camera vi este strap de Kewpie vestido como el warau salesman (en Japón son muy aficionados a Kewpie, en diferentes versiones y atuendos). No lo pude aguantar y lo compré con lo que me había sobrado en la tarjeta de puntos.  ¿A que es gracioso?

martes, 21 de octubre de 2008

A perro hermoso, todo son friskies

Aunque suene extraño, desde que encontré trabajo noto que todo me está yendo mucho mejor. Incluso antes de haber empezado a trabajar! Y creo que es en parte a un cambio de actitud. La vuelta de Tokio fue horrible, y todo se me ponía cuesta arriba. Me costó mucho volver a adaptarme al modus vivendi peninsular (de hecho, aún no lo he hecho). Mi actitud no era muy positiva que digamos, pero hay que entender las circunstancias que rodearon mi regreso para disculparme. Los que lo saben seguro que lo harán.
Sin embargo, poco a poco he ido cambiando mi actitud y siento las consecuencias. De una forma cada vez más palpable. Hoy en concreto ha sido uno de esos días en los que todo te sale bien, y si no, te lo parece a tí. Mientras iba de camino al metro iba practicando kanjis en la DS y estaba muy contento al ver que voy progresando en su estudio (y eso que lo considero lo más difícil de todo el idioma). Estos días la línea ML Oeste está de huelga, y la gente se amontona, se arremolina, se desespera... emitiendo vahos y miradas de desaprobación a diestro y siniestro: yo debía ser el unico con cara de idiota, feliz, esperando la llegada del vagón y acertando más kanjis. Despues, en el trabajo he conseguido hacer en un tiempo récord algo que se me antojaba de primeras muy difícil y desde hacía lo menos dos años había deseado implementar. Lo que me ha valido mi satisfacción personal y la aprobación de mi nuevo compañero de programación, el sempai laboral. La comida la he disfrutado (me encanta el conejo que cocinan en el bar al que voy ahora!) y mientras esperaba a que nos la prepararan para llevar, nos ponen un par de tapas de regalo. Pero como al sempai le están tratando los dientes, pues las dos para mí. Genial! Y de nuevo al salir del curro, sigo acertando más kanjis! Y la gente cabreadísima a mi alrededor porque estaban muy apretados, o yo qué sé. Cada uno con sus cosas. Pero...
¿Tenemos vidas difíciles o nos las complicamos nosotros mismos? ¿Acaso un cambio de actitud no nos facilitaría el devenir de las cosas? Prefiero pensar que, en vez de esperar lo que venga de forma indeterminada, preparo un camino asfaltado a los buenos augurios. Aunque resulte paradójico, limitarme a ser yo mismo es abrir un abanico de posibilidades ilimitadas a mi alrededor. Y eso no hace más que aumentar mi seguridad y mi bienestar. Pensar que tengo que aprovechar cada segundo en cada situación, empaparme de todo. Convertirme en realidad en un hombre, no sólo de boquilla, sin volverme a achantar ante los tiempos difíciles.
Aprendí tarde que nunca hay que morder la mano que te ofrece ayuda, y que una sonrisa abre más puertas que una patada Corcuera style. Pero lo aprendí, y ahora estoy recogiendo los frutos.
Seguro que esta noche me esperan unas risas con mis compañeros de piso. Permitidme pues parafrasear el refranero popular con un antónimo personal.

viernes, 3 de octubre de 2008

Gemütlich

Desde que probé la primera rubia hace ya la tira de años, jamás he dudado de las propiedades tonificantes de la cerveza. Mucho ha cambiado el proceso de fabricación desde aquellos panes de cebada machacados en agua del Nilo de los faraones...

Y yo me tiro otro año sin visitar un genuino Oktoberfest... Pero el empacho tokiota me ha dejado en vacas flacas....

martes, 2 de septiembre de 2008

Este año va a ser!

Ayer se me pasó ir a por él. Pero esta vez no. Llevo así como tres años diciendo "me presento, me presento", pero entre pitos y flautas no estudiaba lo suficiente como para tener la seguridad de aprobarlo. Este año va a ser que sí. Tengo bastantes esperanzas depositadas y tan pronto vuelva a estar plenamente instalado en los mandriles retomaré el estudio a fondo.

Un paseito por Serrano hasta la Embajada de Japón. Pasar por el arco (no señor fuerza bruta, que no quiero hacer pupa, voy a por unos papeles) y tener en mi poder el formulario, casi todo uno. Y de vuelta más feliz que Homer en mitad de una lluvia de chocolate.

jueves, 21 de agosto de 2008

Volviendo a las andadas

Saludos fieles lectores! Tras el shock de salir de Japón, enfrentarme a una intervención quirúrgica y al reposo de curar varias heridas, considero que ya he dejado mis neuronas en barbecho lo suficiente como para intentar retomar "Pepe, vente..." progresivamente hasta alcanzar la regularidad de publicación a la que os tenía acostumbrado. Al menos, para incluir algunos posts "post-viaje", más impresiones positivo-negativo-neutras aderezadas con reflexiones aburridas que no interesan a nadie. Pero, como decía a menudo mi compañero de piso y co-miembro del "Club de los que no ligan" maese Gii-chan, "qué le vamos a hacer..."
Recientemente pude leer un "Patente de Corso" del Sr. Pérez-Reverte donde describe una hábil técnica de identificación de las nacionalidades de los turistas en diferentes puntos del planeta. Cuando llega al turno de los españoles, no puedo dejar de sonreir y asentir con la cabeza. Para qué os voy a contar lo que todos sabemos ya. Para más señas, volved a ver el desfile de los equipos olímpicos el día de la inauguración de los JJOO de Beijing. Como reza el acervo popular, "mal de mucho, consuelo de tontos" y como somos medallistas en el deporte de la envidia, afortunadamente nuestros primos-hermanos de la Península Itálica nos acompañaban en nuestra vergüenza colectiva tuviendo que sufrir las llamadas de atención de los servicios de organización en aras de mostrar consideración y solidaridad con el resto de los combinados olímpicos y comportarse como manda la madre.
Esta vergüenza ajena la vengo sufriendo desde antes de aterrizar en suelo español: bastó con compartir espacio vital reducido en la cabina de un avión con más compatriotas el día de regreso a mi país (del que jamás he renegado y por el que he dado la cara cuando las circunstancias lo han requerido, creo). Acostumbrado a ver durante tres meses cómo las cosas funcionaban, cómo la gente ponía de forma natural un poco de su parte porque todo fuera más cómodo para todos, cómo todos anteponen las disculpas al tamaño de sus genitales, cómo la modestia se convierte en un arte... ha sido (y sigue siendo) desmoralizante regresar a la España más absurda, más soez y más orgullosa de seguir siéndolo por los siglos de los siglos. Amén.
Hasta ahora siempre he pensado que los españoles disfrutábamos de mayor libertad que los japoneses, ya que nuestra sociedad es menos rígida en el protocolo, más permisiva en las costumbres y mira para otro lado cuando alguien se tira un cuesco (en sentido figurado). Sin embargo, he observado que en realidad somos víctimas de nuestra propia libertad: se trata mal al que no es chabacano, al que no escupe contra el suelo o mea en la esquina, por decirlo de alguna forma. Afortunadamente para mi salud social, poco a poco va siendo aceptada por mi conciencia ciertas costumbres de este suelo que aún dibujan una sorda mueca de desagrado en mis nuevos principios. No niego que antes no me disgustaran, pero descubrir un mundo donde no son necesarias y donde la libertad no se manifiesta en poner a todo volumen el perreo en medio de un vagón del metro, en tirar una botella vacía al suelo cuando tienes a dos metros una papelera, en apestar a medio personal con un cigarro encendido entrando en un ascensor, en escuchar la asertación de problemas del vecino a su cuñada a grito pelado por el patio interior, en averiguar que la solución a un atasco no es fundir el cláxon o en que te vacile el cajero de una tienda al darte el cambio. Sí señores, prefiero ser esclavo y renegar de mi derecho a pisar una mierda de perro, de escuchar el reggaeton a todas horas tal y como nos lo regalan tantos "nengs" por las ventanillas de sus equipos estéreo con ruedas, de negarme a escuchar los problemas de nadie si me importa un bledo o de enfadarme sin motivo aparente porque entre tren y tren de cercanías hay quince minutos de espera (ya elegiré yo cuando quiero culturizarme, gracias).
Jamás pensé que tres meses darían para tanto, pero a lo bueno nos acostumbramos con tanta facilidad...

martes, 26 de febrero de 2008

Cuando haces post, ya no hay stop

Es un supuesto el que los periodos relativamente largos de menor actividad en un blog se asocian a descansos, pequeños viajes o un grado de ocupación más intenso en la vida mundana. En esta ocasión fallamos todos. Sé que entre mis hermanos blogueros he causado un pequeño revuelo al anunciar mi marcha temporal de la capi, así que voy a aclarar lo que pueda.
Llevaba toda la semana intentando ver cómo enfocar un post al respecto, pero lo único que hacía era aumentar la bola de nieve, haciéndose cada vez más y más pesado en ponerse delante de la pantalla. Barajaba posibles aplazamientos con otros posts, como mi reencuentro tras veinte años con "I need you" de BVSMP (aquellos años en los que los raperos negros eran tipos simpáticos de camisa abierta que rondaban a chiquillas de hormonas revolucionadas, y no traficantes de drogas o violadores), o el origen del uso de la palabra spam dentro de la cibercultura... pero todo esto ya es de conocimiento general. O un post sobre quién es esa chica latinoamericana que ya lleva como seis o siete apariciones en mi rincón "Sé portada en Pepe" (¡date a conocer, comenta algo!)... en estos mismos instantes aparece ella.
Esta semana será mi última en el empleo que a día de hoy ocupo en la gran empresa a la que sigo perteneciendo. En parte porque ya me dijeron un "¡eh! piensa lo de irte", en parte porque tras dos años en el mismo sitio ya no se aprende nada nuevo y tu instinto profesional te pide un cambio. Así que me he quitado los manguitos y me lanzo de cabeza por donde cubre. He decidido realizar lo que ansiaba durante tanto tiempo: vivir una temporadita en Japón. Objetivo: perfeccionar el idioma de una puñetera vez, estudiar y conocer. No ha sido una decisión fácil, y tampoco será barata. El 1 de Abril cogeré un avión que me deje en Tokio para pasar toda la primavera allí. Volveré en verano, y arreglando el asunto de la vivienda, de nuevo a Madrid. Este mes de Marzo lo pasaré junto al Mediterráneo, con los míos, limando detalles de la marcha para acabar de preparar el viaje.
Ya no hay vuelta atrás: en pocos días estaré sin trabajo, ya tengo casi todas mis pertenencias empaquetadas y los billetes electrónicos para Tokio ya están en mi poder. Sigo buscando alojamiento, pero aún es pronto para decidirse por algo, las ofertas que he visto me pillan bastante lejos del centro. Y yo quiero andar, recorrer calles, encontrar rincones escondidos. El espíritu de De la Quadra-Salcedo se apodera poco a poco de mí...
En breve este blog sufrirá un rebautismo.

lunes, 4 de febrero de 2008

Nuevo revés a Microsoft: Yahoo! le dice que nanay

Si estáis al tanto de las noticias de tecnología, es posible que la semana pasada os hubiérais enterado de la propuesta de compra de Microsoft a Yahoo! por unos 30.000 millones de euros. Pues según informa Slashdot, Yahoo! no sólo ha rechazado la propuesta, sino que además esta reconsiderando una alianza con Google, su mayor competidor y uno de los granos en el culo de Microsoft más grandes (la fuente original en inglés).
Tras los últimos fiascos de compatibilidad con Windows Vista, la pérdida de algunos clientes y compañías que se han decantado por Linux, y ahora otra ducha de agua fría. Microsoft acaba de demostrar que no tiene confianza en su motor de búsqueda MSN (tal y como le pasó a Google al comprar YouTube), y no da pié con bola. ¿Cómo saldrá de esta crisis?

domingo, 20 de enero de 2008

Duelo de guitarras

Esta semana que toca a su fin me han soplado a la cara los vientos de la nostalgia, y en algunos minutos de relax me he dedicado a buscar por Youtube fragmentos de "Karate Kid" y "Karate Kid II", unos verdaderos desastres del cine, películas que crearon escuela y llenaron escuelas de artes marciales por todo el mundo, que al sacarlas del baúl y retirarles el polvo descubres que no son las joyas deslumbrantes que atesoraste cuando aún no alcanzabas la mayoría de edad y, no obstante, aún son capaces de arrancar emociones vibrantes de tu pecho. Si es que de los proverbios del señor Miyagi se podría hacer todo un site! Y la banda sonora maravillosa del maestro Bill Conti, emocionante.
A todos aquellos seguidores que antaño sintieran el calor de esta historia y que ahora las miran con desprecio (ya sea porque sus miradas son objetivas o tan sólo por hacerse los guays), recordadles que pocas cosas hay tan patéticas como avergonzarte de lo que sentías o renegar de lo que te gustaba cuando entonces. Sentir emociones es ser humano. Sé que las infantiles producciones duales de "los buenos contra los malos" no es lo más apropiado, pero no le pidas más a un crío de la calle.
Curiosamente el actor Ralph Macchio, el impaciente y don nadie Daniel LaRusso, no se limitó a esta saga y aún es un actor en activo, pero participa en películas de segunda clase. Mención especial a "Cruce de caminos" (Crossroads), donde encarna a un jover que busca convertirse en el mejor guitarrista de blues y debe enfrentarse al mismo diablo y a sus enviados para conseguirlo: desenfrenado el duelo contra el mismísimo Steve Vai, el mayor virtuoso de la guitarra Hard Rock que conozco. Si aún no habéis visto la película no veáis la siguiente escena; en caso contrario, disfrutad del momento.



lunes, 14 de enero de 2008

No son geishos ni chaperos

Una de las emociones de las que mejor me acuerdo fue el toparme (de puñetera casualidad) con el portal a Kabukichô (歌舞伎町), el barrio "chungo" de Tokyo, el de los macarras, los yakuzas, los chimpiras, los buscavidas, los espectáculos de strip-tease y los cines porno. Maldita la casualidad que en ese instante "Víctor" se quedaba sin batería y sólo pude grabar unos escasos planos a la entrada. Quizá haya sido mejor así, porque es posible que algún yakuza se hubiera molestado de que filmara por ahí y me hubiera mandado la cámara nueva a freir espárragos.




Otra de mis mayores sorpresas fue el encontrarme, una vez allí, con los carteles enormes de los clubs para mujeres (lady's club) con "damos de compañía": jóvenes de aspecto cuidado que son alquilados por horas por mujeres adineradas y elegantes, para entretenerlas en estos locales. ¡Chúpate ese gol, Zapatero, éso es paridad y no las chorradas que te inventas en el Congreso! No os perdáis las vending machine de abajo, que las hay por todas partes (la foto original es de Pepipo, muy agradecido desde Pepe vente...)


Yo no les veo el atractivo a casi ninguno, pero vamos, los modelos de belleza masculinos de Japón son bastante extraños para mí. Se me antojan más afeminados e influenciados por la moda Pop (como aquí en los años 80) que por artistas de cine americanos o presentadores de televisión actuales. Aparte, a muchos de ellos se les ve la cara operada, con los pliegues de los ojos manipulados, en un vano intento de suprimir su herencia racial. Se me acaba de crear estos interrogantes: cuando la manipulación física genética sea algo tan normal como ir al supermercado de la esquina, ¿habrá muchos orientales que se quiten los ojos rasgados para que también pase a sus hijos? ¿Serán estos niños tan marginados por sus compañeros de clase como los que no tienen PSP? ¿O serán marginados los originales, los de los ojos tipo Fary de toda la existencia? Me acabo de despertar, disculpadme.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

La vida con o sin frikis

Hace algunos días, alguien cercano a mi entorno laboral tuvo la fortuna de decirme esta frase: "Tú es que eres un poco friki". Me quedé pensativo, por si debía considerarlo un insulto o por el contrario un halago. Y me permití contestarle con un "friki no, más bien algo insatisfecho". Os lo digo porque no tengo tanta categoría como para denominarme friki. Ni mucho menos.
A lo largo de estos últimos años hemos convertido un concepto difuso en una palabra comodín. Parece como si decir a alguien "raro" fuera un insulto, o tememos que se vea ofendido, y parece más cool tratarle de "friki". Porque hay algunos matices. A cualquiera que sea un poco salmón en esta vida de convencionalismos, se le llama friki. Veamos unos cuantos ejemplos. Si en vez de ver jugar (perdón, ver perder) a la selección de fútbol prefieres enzarzarte en la aventura de leer un buen libro, eres un friki. Si en vez de ver vídeos por Youtube prefieres comprar una tela azul celeste (o verde lechuga) para improvisar un croma en tu casa y experimentar haciendo cortos algo psicodélicos, eres un friki. Si en vez de comprarte la PSP para piratearla, te compras la Nintendo DS para emular con ella un Spectrum o un MSX, eres un friki (*). Si en vez de seguir "Yo soy Bea" (serie mala mala mala donde las haya, y por lo tanto líder de audiencia) prefieres descargarte "Heroes" en versión original, eres un friki. Si en vez de escuchar los recopilatorios de la música que hacen en "Gran Hermano" rebuscas los álbumes algún grupo indie húngaro... ahí no eres friki, directamente eres un intelectualoide gafapastista de los que dan asquito. Y aquí no me quiero meter, que son aguas turbulentas. Otro día.
Pues a aquellos que utilizáis sin cuartel la palabra friki para denominar a diestro y siniestro, dadle una oportunidad a lo que tenéis entre oreja y oreja, y pensad. Pensad en aquel Homo Erectus que, en vez de mirar al cielo esperando a que cayera un rayo para hacerse con un poco de fuego y mantenerse con vida, se ponía a entrechocar unos pedruscos sobre unas hojas para que saltaran chispas, mientras el resto de los compañeros lo miraban como al tonto del clan ("Urgh, ¿qué has comío?"). O en aquel viejo enajenado que corría empapado y desnudo calles abajo de Siracusa al grito de "¡eureka!". O en los alquimistas locos del medievo europeo y musulmán, que plantaron la semilla de la fascinante Química actual. O aquél que se quedaba encerrado horas mirando por el telescopio que él mismo hizo, días antes de que le obligaran a retractarse de sus afirmaciones astronómicas. O del maño cabezón al que se le trató de hereje por decir que su corazón bombeaba la sangre a los pulmones y de ahí al resto del cuerpo. O del guiri chungo aquel que se dedicaba a ver caer manzanas o a descomponer algo tan uniforme como la misma luz. O de aquélla que se pasaba noches enteras jugando con la radioactividad, total para que ahora todos dispongamos de tanta y tanta energía que nos permitimos desperdiciar con descarada impunidad. O de aquél o aquélla... Sus contemporáneos los habrían tratado de "frikis". Y ahora los incluimos en el club de los forjadores de la Humanidad.
Por éstas y otras razones, opino que a los que la mayoría de la gente corriente denomina "frikis" son unos insatisfechos, algunos para los que la sociedad presente en su entorno no ofrece algo satisfactorio en alguna faceta que consideran importante, si no vital en su existencia, y desean buscar más allá. Mantener la cabeza fría y el corazón caliente son condiciones necesarias, que no suficientes, para no dejar de alcanzar tus objetivos. Eso es de Perogrullo. Y lo pude ver hace un año en la plaza de Callao, el Día del Orgullo Friki: aquello era una caricatura, un amalgama de actos que daban vergüenza ajena y de los que al verlos, pensabas: "No sé hasta dónde quiero llegar, pero ya sé hasta dónde no quiero llegar".
Eliminad a todos los frikis de la historia, y preparaos para volver a pelearos con osos cavernarios. Visto lo visto y cómo nos va, es posible que deberíamos hacerlo. Quién sabe.
(*)N.d.A: No niego que esto mismo se pueda hacer con la PSP, pero la DS tiene ese aire más juguetón, más friki.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Paipan (パイパン), los mitos velludos van cayendo

ADVERTENCIA: Este post contiene información y descripciones no aptas para menores de 18 años. También incluye hábitos y descripciones con contenido erótico-pornográfico. Si eres de menor de edad, por favor cesa su lectura.

Sé que de un tiempo a esta parte me repito como las sardinas en lata con los temas eróticos o de sexualidad nipona. Pero es que ahora me he puesto a organizar los manga hentai originales que tengo por ahí para un proyecto nuevo que estoy ya llevando a cabo, y estoy aprendiendo un montón de términos nuevos. También soy consciente de que de esta forma estoy restringiendo mi abanico de lectores (niños, sed buenos y dejad de leer esto, ya mismo), pero se me antoja interesante y quiero compartirlo con aquellos de vosotros que tenéis edad para votar.
Por lo que hemos visto en un número ya importante de posts en "Pepe vente...", si existe un tema que sea controvertido y espeluznante para los occidentales respecto a Japón, éste es sin duda su comprensiva tolerancia y aceptación hacia cualquier tipo de parafilia u opción sexual distinta de las directrices por norma aceptadas en la sociedad occidental moderna y bajo la tutela de las autoridades cristianas que dominan muchas áreas de ésta última. En parte considero que es decisiva la falta de una tradición judeo-cristiana en la evolución paralela de este pueblo junto con el resto del mundo contemporáneo (al menos desde la revolución que supuso la Restauración Meiji allá por la segunda mitad del siglo XIX). La sociedad nipona ha generado, con esta supuesta libertad, un elenco de versiones del disfrute sexual tales como los hombres que desean volver a ser bebés cuando ya han cumplido los cincuenta (comen papillas y se hacen popó, no me lo invento) o las mujeres que obtienen placer fingiendo que son violadas, como ejemplo gráfico esta escena del genial filme "Lost in translation":



Muchas veces nos hemos referido en este, vuestro sitio, a temas como el autobukkake, los onakura, las revistas de baitos eróticos, el desnudo con delantal, el vello púbico... Y tantos otros que irán apareciendo, pues el final del filón no se dislumbra.
Es precisamente del último mencionado del que trataremos en este post, o de su antónimo directo. Porque paipan (パイパン) hace referencia precisamente a la ausencia de vello púbico y genital, principalmente en las mujeres. Y porque cada vez se está poniendo más de moda la depilación del sexo entre las mujeres japonesas. Las modas ocidentales se están trasladando por todas partes, y permitidme aportar mi opinión diciendo que es una pena.
Lo que me resulta más curioso es la etimología de la palabra: paipan proviene del endurecimiento de la pronunciación del término chino "baiban" (白板, literalmente "tabla blanca"), que define la pieza del mahjong sin ningún dibujo, el "dragón blanco". Con la propagación del juego por toda Asia, el término se aplicó en Japón a los pubis despejados.
Y decía lo de que me parece una pena porque ya me había acostumbrado. La raza japonesa es parca en el crecimiento de vello, y tradicionalmente la mujeres han procedido a cultivar un cuerpo limpio y diáfano, depilando las zonas comunes como las piernas o las axilas... pero respetando las zonas genitales. En los tiempos que corren, no me parece feo un recorte bien conseguido, más bien al contrario lo encuentro más curioso y aseado que un pubis afeitado del todo, quizá porque lo primero es más difícil de conseguir y mantener que lo segundo. Esta moda, que se ha extendido como dogma de estética en Occidente desde hace unos pocos años, se está también popularizando en Japón. Los mitos velludos van cayendo poco a poco.
Por razones también de pseudo-homonimia, le dedico este post a mi compañero cibernético el Pelao.

viernes, 5 de octubre de 2007

La cámara de la Game Boy y muchas otras cosas más

Hace escasas semanas una asociación de afectados por una enfermedad de la que no recuerdo bien el nombre (creo que era leucodistrofia o algo así) montaron una mesa-rastrillo benéfica en la galería que comunica el metro y cercanías en Nuevos Ministerios. Siempre que pasaba me sentía a atraído por el contenido de ciertas cajas: DVD's, comics antiguos, figuras viejas... Estas cosas siempre me han seducido: cuando voy al Rastro me siento como un niño pobre frente al escaparate de caramelos. Pero como siempre voy corriendo a todas partes, siempre pasaba de largo con los dientes idem. Como la caducidad de estos pequeños y atractivos eventos es temprana, me propuse de firme una tarde parar a hacer un breve scanning del muestrario.
Y allí estaba ella, entre montones de baratijas de bisutería y figuras pseudo-Lladró, amarilla, algo rayada de display y con los pegotitos de roña incrustados por las ranuras, típicas de la edad. Relegada al olvido y a un precio irrisorio, una Game Boy de las primeras, de las de allá por el 1989, de las que tenían mis amigos hijos únicos consentidos o de padres divorciados, de las que presumían cuando yo recibía calcetines el día de Reyes. Aquello fue un reflejo, amor a primera vista.
Despues de la garantía de la señorita de detrás de la mesa de que funcionaba (insistí en ello por si veía algún atisbo de picardía o engaño en sus ojos), la adopté. Porque el precio era tan ridículo como para decir que la compré. Aparte, estos aparatos son tan simpáticos que parece que tienen alma propia, y considerar que la compras suena vil e inhumano. Efectivamente, el nuevo invitado a mi historia personal funciona bien, aunque tiene dos lineas enteras de la matriz de puntos desactivados (dos rayas vacías en la parte superior) y el botón derecho de la cruz está un poco perjudicado al tacto. Se puede pasar por alto.
Aunque yo haya salido beneficiado en el hecho, es una pena que estas pequeñas joyas de la tecnología fueran tan menospreciadas por el público occidental. Poca gente conoce el verdadero potencial de una Game Boy, y la gente se piensa que les engaño cuando digo que mi sempai Ale da conciertos con dos Game Boy (y hasta ya tiene grabados varios álbumes), o que se puede hacer verdaderas virguerías musicales con ella. O mi última adquisición vía eBay: una cámara para la Game Boy, con la que puedes hacer desde fotografías superjachondas a cuatro tonos de grises (pixelart total) hasta distorsiones que poca envidia le tienen al Photobooth de los Mac, considerando su tamaño y potencia. Aparte de muchas otras cosas...
Es una verdadera lástima que no tenga el cable para pasar las fotos al PC, e intentar hacerle una foto a la foto es inútil, porque la pantalla de la Game Boy brilla, y no os las puedo enseñar. El siguiente objetivo está claro: conseguir el cable. Sé que hay, aparte de la cámara, una impresora para imprimirlas a papel térmico, pero de momento no la voy a buscar. Me conformo con el cable.
Tan sólo hace dos años que me considero un fan de Nintendo (sin llegar al frikismo, ojo, que mi criterio y juicio se mantienen de momento templados), y estoy en ese punto muerto en el que, desde una parte, la gente normal (por no usar otros epítetos como corriente, vulgar u ordinaria) se aparta de tí porque te ve un poco raro (ni que fuera una enfermedad contagiosa), y desde la otra, los muy fans (o como se diría en Japón, otakus de Nintendo) te desprecian por tu pimpollez, tu falta de conocimientos y de experiencia en el mundaco éste. Así que me siento un poco como un intruso sin ganas de ser profeta pero sí de abrir mentes, como el de fuera que defiende la tierra extraña.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Relevo a la estación de la contemplación

El verano se acaba... y yo que me alegro. Este fin de semana entrará mi periodo del año favorito: las temperaturas se suavizan, los señores meteoros nos amenazarán con alguna precipitación y la naturaleza mostrará su lado más efímero con combinaciones de verde, amarillo y ocre, precipitando poco a poco hasta el suelo. ¿A quién no le puede gustar el otoño?
Con la proximidad de octubre, mi universo personal siempre busca un momento de tranquilidad, de recuperación tras unos meses en los que hasta pensar se vuelve difícil y confuso. En verano mi capacidad de concentración cae en picado, y se nota en todas las facetas de la vida diaria: en mis relaciones personales, en el rendimiento laboral, en mis proyectos a corto plazo... Todo es caótico, desordenado, forzado, sin inspiración. Aunque, todo sea dicho, aquí en la capi la marca del estío-hastío (mierda, esto es estilo pelaoano total) no es tan profunda como en Benidorm, con su humedad costera, bochorno irrespirable y masificación de mandriles de fiambrera, macarras de tatuaje insultante, guiris de sandalia de chino "todo a 100" y calcetines blancos o chulos de piscina empadados de pachuli y cruz de Caravaca tamaño XXL enmarcado en un pecho hirsuto.
Y el otoño es suave, tibio, amable en el trato. Cada soplo de aire fresco, cada nube perdida, cada gota tímida... me trae un mensaje. Los parques, vacíos de cuerpos y llenos de ánimas, silencios tan rotundos que satura mis oídos, tanto que invita a permanecer quieto, no andar por miedo a romperlo, y zambullirte en él para dejar de ser un visitante e integrarte. Donguri, mi roble japonés nacido en Madrid hace ya año y medio, me está gritando todos los días con su verde tornando amarillo, que empieza a tener sueño y quiere desnudarse. Se despide a su manera del estrés y los rayos despiadados. El año que viene, unos cuantos centímetros más.
Para decir "hasta otra" al veranito que se larga a la francesa, he elegido dos clips de JMusic que se antojan adecuados para una despedida. Son veraniegos, pero a su manera, mezclando estilos: eso me gusta, melodías que compaginen tres o cuatro estilos en uno, como el archiconocido "Bohemian Rapsody" de Queen. Uno de los clips ya tiene unos pocos años, de EE Jump (la coreana Sonin [la del hadaka epuron!] y Yuki, el hermanito pequeño de Goto Maki, una de las Morning Musume más conocidas). El otro es de este año, de MINMI, una cantante de HipHop-Soul que concretamente en este clip sale de fondo a modo "vídeo de mis vacas por Trinidad y Tobago", porque estaba embarazada y la sustituyen por una modelo amiga suya haciendo un karaoke virtual con su canción. Qué originales.

EE JUMP: おっととっと夏だぜ!! (Ottototto natsu dazé!!, "¡Llegó el verano!")



Cuando la escuché la primera vez me molaron mucho esos cambiazos de ritmo, y las paranoias que dicen. Un día os pongo la letra. Lástima que el vídeo no tenga mejor calidad, porque hay detalles cachondones.


MINMI: シャナナ☆ (Shanana☆)



El estilo que destila uchina "hai! hai! hai! hai!" mezclado con un ritmo samba. Vamos, como si fueran "The Boom!" o "Los diamantes" (sempai, qué envidia me das por haberlos podido ver). Que éstos dos también se las traen y los colocaré fijo en breve.

viernes, 14 de septiembre de 2007

El renacer de los barcos negros

Un comentario del sempai Ale al post anterior haciendo referencia a un artículo, escrito por David Marx en el blog clast, se me antoja de lo más revelador en la actitud económica actual de los japoneses. El artículo original lo tenéis aquí.

Japón es el más comunista de los paises capitalistas: el gobierno ejerce un control férreo y profundo sobre las políticas estratégicas de las compañías, hasta unos extremos que harían provocar el seppuku al espíritu del mismísimo Adam Smith. Esto hace que las empresas se impliquen tanto en el sistema político (y no al revés, que los políticos no se enteran que son los que reciben las órdenes, y no quienes las dan) que ser una gran compañía que ofrezca grandes beneficios es como ser un gran patriota. Y en negocios de pequeña índole y productos de pequeño volumen se puede pasar, pero para grandes negocios que implican industria pesada y pasta gansa, o el producto es nacional o estás traicionando al estado y al Emperador.

Cualquiera diría que, siendo ellos una potencia exportadora por excelencia, se pudieran manifestar de forma tan autárquica e ignorar que el juego de la globalización no sólo funciona de puertas para fuera. Es algo que se lleva viendo desde su despertar, hoy y todos los días: su archipiélago impecable, brillante y diáfano, pero el desarrollo sostenible en los océanos o zonas mineras que colonizan por toda América no va con ellos. Es normal, son empresas, no son asociaciones de beneficencia ni hermanitas de la caridad. Pero disimulad un poco, por favor, que el mundo no se ha creado a vuestra imagen. El slogan de "El que no corre, vuela... ¡y nosotros vamos en jet!" se desdibuja en miles de acciones empresariales frente al mundo a lo largo de la historia contemporánea. Ya sabemos que el relevo se lo lleva su rival histórico, y echaos a temblar, que éstos no se conforman con los todo a 1€ y los restaurantes de rollito y pollo con almendras.
En 1853 una avanzada norteamericana de buques militares a vapor al mando del comodoro Perry amenazó a Japón con una invasión en toda regla si no abría los puertos al comercio estadounidense, cerrados desde casi trescientos años antes excepto a holandeses y chinos (en su línea, qué traviesillos son estos yanquis, no tenían ni cien años de historia y ya iban marcando maneras). Los japoneses se lo hicieron encima al ver el poderío de aquellos barcos militares y lo retrasados que estaban ellos respecto del extranjero. Es lo que se conoce como kurofune (黒船, los barcos negros). Por el vergonzante (para los japoneses) tratado de Kanagawa, tuvieron que ceder a las peticiones de los recién llegados. Aquello agravó la situación ya de por sí pésima del Imperio y empobreció más si cabe el clima político, donde un conjunto de jóvenes samurai comenzaron a conspirar contra el decrépito gobierno central del Bakufu (impuesto desde finales de la Edad Media) y provocaron años despues la Revolución Meiji.

Lo que he destilado del post de David Marx es que aún se vive de forma económicamente xenófoba en Japón, y se etiqueta de kurofune a cualquier producto de procedencia extranjera que se introduzca agresivamente en Japón en entornos de mercado dominados por productos nacionales. Por ejemplo, la misma Leah Dizon del post escrito ayer, se trata de un barco negro. Y como en su día pude oir al gran precursor español del aprendizaje del japonés, Torres i Graell: "tú podrás hablar perfectamente japonés, podrás conocer las costumbres mejor que cualquier nativo, podrás llevar media vida conviviendo entre ellos... pero siempre serás un gaijin".

lunes, 16 de julio de 2007

Aoyama y los "cortes de manga"

Por extraño que parezca, esta vez la palabra "manga" adquiere la definición española y no la nipona, aunque se trate de un tema japonés. Algo muy extraño en mí, el domingo al mediodía, mientras hacía algo de zapping me paré en la última vuelta de la carrera de 250cc. Antes de seguir adelante, desde aquí me confieso un perfecto lego en la materia, nada seguidor de este deporte al que no le niego su nobleza. En estos días en los que tienes que cogértela siempre con papel de fumar, y donde hasta hurgarte la nariz resulta políticamente incorrecto, y no por lo insalubre del vicio que todos practicamos ante el semáforo rojo sino porque el MAMON (Movimiento Asambleario a Muerte contra las Obstrucciones de Narinas) se queja de tu falta de delicadeza y talante. Qué democracia más poco libre. Pero bueno, a lo que iba, que me enrollo y esto parece un post bizarro de el Pelao: sálvenme las alturas del ático de despotricar contra estas competiciones.
Éste no es el objeto de mis críticas, sino más bien algunos comentaristas deportivos. Que no llamaré tampoco periodistas, porque no es lo mismo una cosa que la otra, aunque ambos se merezcan mi mismo respeto (por un general, bastante escaso). El caso es que el bocazas del comentarista comenzó a criticar la actitud del ganador de la carrera, el japonés Hiroshi Aoyama, por un gesto repetido de chocar la palma de una mano contra el biceps flexionado de la otra. Ese gesto, que en España (y que yo sepa, también Italia) se conoce como "corte de manga" y es un acto de desprecio dirigido a otros (generalmente un rival o la hinchada rival, en el fútbol lo hacen bastante), similar a lo que nos comentaban hace unos meses los Gangs of The Blog con lo de los arqueros... ¿galeses? Creo que era así.
Pero en los Cipangos el significado de este gesto es bien distinto. Un corte de manga es un acto de ahínco, de empeño, de fuerza, de poner el alma y el corazón en algo por lo que consideramos que merece la pena esforzarse. Cuando alguien hace un corte de manga implica que, o bien que ha realizado un esfuerzo muy grande y ahora recoge los frutos y reclama la atención de los que tiene alrededor, o bien que ante un fracaso parcial no piensa flaquear y se mantiene cabezón en pos de lo que persigue. Un acto que no sólo no busca la ofensa, sino más bien la solidaridad de los que le rodean.
Yo puedo entender que una persona normal no pueda entender esto, cuando seguro que ni un otaku normal lo sabe. Y por esta misma razón, con alguien aún menos cualificado que un individuo normal, i.e. un comentarista deportivo, debo mostrarme más tolerante y comprensivo si cabe. Pero por favor, no soltemos tan pronto el grito en el cielo: si no tenemos ni idea de de qué hablar y pretendemos ser sensacionalistas, no quedemos como unos estúpidos ignorantes y busquemos otro recurso. Pero no se metan con el pobre muchacho: su gesto fue por completo malinterpretado.