lunes, 27 de febrero de 2006

Aguantando el bajón

Ya se sabe que, después de una juerga épica, hay que aguantar los pelotazos que le hemos propinado al hígado y a las neuronas, si aún quedaran. Por lo general un domingo suele ser suficiente, pero hay veces en los que no es así, y el lunes arrastramos las consecuencias de los excesos cometidos. Pero mirando atrás, nos alegramos y nos apuntamos un tanto. Esta vez no ha sido así.

El Carnaval es una fiesta que siempre disfruto. Siento decir que no ha sido así este año, y eso me pone de mal humor, porque el cansancio sí que lo sufro. Hoy en el trabajo estaba más perjudicado de lo normal, y siento que no lo voy a recordar con nostalgia. La lluvia y la aplastante (hasta la náusea) congregación de festeros en Alicante arruinaron una noche que podría haber estado bien. Al menos tuve la suerte de compartirla con dos de mis mejores amigos y con mi chica, menos tiempo del que hubiera deseado, todo sea dicho. Además de que un barman novato me sirvió Absolut como si fuera vodka normal. Dudo mucho que pueda volver a disfrutar de ese privilegio en mucho tiempo.

Así que esta noche me retiro pronto, haré un pequeño repaso de videoclips de Jmusic y me iré al sobre.

jueves, 23 de febrero de 2006

Hoy, revisión médica. Mañana, pre-carnaval!!

Reconozco que aún me muevo por Madrid como Dori, el pez cirujano de "Buscando a Nemo" por enmedio del Pacífico. Casi tardo una hora en llegar a mi revisión médica, pero ha merecido la pena. Me han realizado todo tipo de pruebas: oculares, auditivas, electrocardiogramas, muestras de todo tipo... Una de mis mayores angustias era saber si me estaba volviendo sordo, porque muchas veces tengo que pedir a la gente que me repita las cosas, además de mis antecedentes familiares. Definitivamente no es sordera, es tan sólo falta de atención.

Ahora ya no sé qué es peor! Porque lo de la sordera tiene solución hasta cierto punto... Cualquiera se preocuparía más por lo primero, pero a mí me preocupa lo segundo. Y es que no es para menos: o tengo un cerebro que es un vago, o que trabaja tanto que considera que la información que le llega no es relevante. ¿Y si sí lo es? A veces pienso que me pasa como a Homer Simpson, que le hablan y le hablan, pero yo ya estoy en otro sitio. Y eso, amigos míos, me preocupa más que una leve tara física.

Bueno, hablando de otra cosa, comentaros que mañana estaré a estas horas en Benidorm, porque esta vez no pienso perderme el Carnaval de Alicante, como ya me sucedió el año pasado. Desde hace más de siete años soy un incondicional de este irreverente y desconocido festival, carente de la elegancia o de la tradición de otros carnavales nacionales, pero no por ello menos animado o cachondo. De hecho, se forman unas peloteras de la leche. Y este año promete ser sonado!

Bueno, así que hasta el domingo o el lunes no volveré a postear en el blog. Espero que disfrutéis del fin de semana. Nada de quedarse en casa!!

¡¡ Vuelven las jornadas !!

Ante todo pediros disculpas porque no pude editar el blog ayer, con lo cual no hay post del miércoles. Espero que sepáis perdonarme. Lo que sí he hecho es cambiar un poco el diseño de la página, con los colores de fondo y de los enlaces, así como los marcos de la imágenes. Espero que ésta vez os resulte más atractivo. Aunque estoy barajando la posibilidad de hacer un entorno a gusto del consumidor, al menos en lo referente a color de fondo o así. Ya veremos, tan sólo es ponerse...
Pues eso, que ya vuelven las "Jornadas de Anime de Altea", esta vez en su ¡sexta edición! (la imagen es del año pasado). Se están convirtiendo en todo un clásico, y yo que me alegro. Sí, sí, me alegro. Porque, aunque muchos sabéis de que no siento ninguna predilección (recalco, ninguna) por el anime y el manga, me alegro que los esfuerzos de mi amigo Shinjin para que este proyecto tenga continuidad se vean recompensados. No es fácil. Y yo lo sé muy bien. Sé lo que es estar en una barca con 60 personas y que tan sólo una reme. Sé lo que es trabajar por amor al arte, y recibir algún que otro reproche. Shinjin y yo estuvimos durante más de dos años trabajando en un proyecto (al principio solos, despues con más gente, pero el marrón principal nos lo comíamos los dos) que tan sólo con un apoyo mayor por parte de los mayores beneficiados hubiera significado el hecho de tener una asociación cultural a nivel provincial en condiciones. Pero yo aprendí muchas cosas: aprendí a trabajar en condiciones adversas, aprendí a tratar mejor a la gente, a tener bastante más diplomacia y aprendí muchísimo japonés. Así es que... que me quiten lo bailao.
Me siento orgulloso de colaborar y participar activamente por tercera vez consecutiva en estas jornadas. Hace dos años hice una exposición histórica sobre la Revolución Meiji (para los profanos, es la época del aperturismo político-social y cultural de Japón al mundo occidental, a finales del siglo XIX), y el año pasado hice otra exposición acerca de las pautas a seguir para aprender japonés de forma autodidacta, aportando mi experiencia personal. No voy a adelantaros detalles acerca de la exposición de este año, tan sólo deciros que no la haré solo (cosa que agradezco muchísimo) y que será mucho más ineteresante para todos los frikis del manga y del anime, aunque debido a mi aversión por estos temas no esté relacionado directamente.

"¿Por qué?", es posible que os preguntéis alguno. Pues aparte de que lo que llega a España lo veo ridículo, infantil, carente de atractivo, buen gusto y gracia... no me gusta que se me relacione directamente como un otaku. Vale, soy un friki de otras cosas, como todo buen informático que se precie. Pero no otaku. No es que tenga en nada en contra de los otakus, pero no soy uno. Es que en cuanto sale el tema de mi interés por Japón, ya me cuelgan la etiqueta de flipao por el manga y los dibujitos animados de los japos donde sólo sale violencia, sangre y sexo, mucho sexo. Ni que no hubiera más cosas. Así que, a fuerza de pelear con la gente sobre este concepto, he ido cultivando inconscientemente cierta repulsa por los puntos relacionados con este campo.
Shinjin, mi enhorabuena y ya sabes que puedes contar con mi apoyo siempre.
Y, si no tuvisteis bastante con el ataque "pedófilo" de las japonesitas del domingo, ahí os va la continuación:

1. Bullying metanófilo Japan style (II)

2. Bullying metanófilo Japan style (y III)

Yo lo flipo con las técnicas que emplean: saltitos, estiramientos, cuclillas... ¡Qué estilo más depurado! ¡Qué profesionalidad! Si es que se nota que ponen el corazón en todo. El corazón y las nalgas. ¡A disfrutar!

martes, 21 de febrero de 2006

Prometo contestar a partir de ahora

El primer objetivo que perseguía con este blog era el de tener informado a mis amigos acerca de las diferentes tribulaciones que me fueran sucediendo en mis evoluciones desde que dejé Benidorm. Y porqué no, también una forma de poder aplacar la soledad que era seguro que ocuparía mis primeros días. Pero no esperaba que tuviera tanta acogida como la que tiene ahora.
Nunca me había planteado que, desde que escribo con mayor regularidad (uno o hasta dos posts diarios) iban a aparecer comentarios en casi todas las entradas. Y menos aún, la necesidad de contestar a ellos. Porque aun no han pasado cuatro meses desde que naciera la idea de "Pepe, vente pa Madriz", es aún muy temprano para comprobar la capacidad de este pequeño proyecto, sin ambiciones. Pretendo que primen los contenidos sobre las formas, por eso la página es bastante sencilla, y no tengo la menor intención de complicarla. Eso sí, las imágenes que tomo prestadas en su mayoría desde pya, las cuido bastante. Pretendo que sean esa pizca de humor, de ternura, de bizarrez o incluso de erotismo. Eso siempre vende.
Estoy muy gratamente sorprendido por la acogida que está recibiendo el blog. No puedo negar el que intente publicitarla bastante entre mis compañeros y amigos, pero el mero hecho de recibir comentarios ya me llena de satisfacción. Gracias a todos, a partir de ahora prometo contestar y generar diálogos entre nosotros.
El post de hoy iba a dirigirlo un poco hacia la soledad, porque muchos me han dicho que no tendrían el valor de hacer lo que yo he hecho: dejarlo todo e irme solo a una ciudad tan grande, extraña y desconocida, empezando una nueva vida prácticamente desde cero. Yo no lo veo para tanto, pero si es cierto que hecho mucho de menos a mis más allegados. Sobre todo los fines de semana, que se me hacen rarísimos sin quedar con mi chica y/o con sus/mis amigos. El próximo sábado voy a Alicante al Carnaval, que para mí siempre ha sido una experiencia épica.
Como podéis entender, es incongruente seguir esa línea ¿Cómo puedo sentirme solo, si me estáis demostrando todos los días que no es así? Ahora me duele un poco más haber dejado mi pequeña ciudad, por la que nunca he sentido ningún apego. Qué cierto es aquello de que nunca das el verdadero valor a lo que tienes, hasta que lo pierdes.
Seguid así y dedicad si podéis unos minutos diarios a Pepe, vente pa Madriz.
Por cierto, no os dejo sin un pequeño regalito: ¡¡Para que veáis como ven a los etarras desde MacGyver!! Y a mí me asalta otra duda... ¿Cómo verán entonces a las fuerzas de Francia o España, si no son capaces de reducir a un grupo de boys scout paletos y barrigudos?

lunes, 20 de febrero de 2006

Me encanta el té...

Una de las cosas de las que más satisfecho me siento de haberme traído, en mi viaje a Japón del año pasado, ha sido el té. De normal, los japoneses no beben mucha agua, beben té. Y a todas horas: en el desayuno, antes de comer, con la comida, tras la comida, durante la tarde, en la cena y despues de la cena. Té sin más, ni azucar, ni leche ni pimientos en vinagre. Tiene sentido: si quieres disfrutar del verdadero sabor del té, sin alienar ni adulterar, tiene que ser tal cual. Té recién hecho.
La primera vez que me lo sirvieron me resultó desagradable al primer sorbo. Exactamente igual que la primera vez que probé la cerveza, igual que cuando probé la bitter. Ese té era amargo y caliente. Al poco tiempo comencé a descubrir en el paladar extraños matices de sabor. El segundo sorbo fue más agradable. A partir de entonces me acostumbré a beber té, como todo el mundo. Incluso compraba botellas de té en las máquinas expendedoras de refrescos (té verde, que me resultó más interesante aún, si cabía). Si íbamos a un restaurante, lo primero que hacían era servirte, junto con una toallita húmeda para lavarte las manos y refrescarte, una copa de té. Durante la comida podías pedir té en todo momento, al instante un camarero se acercaba y llenaba tu copa. Llegábamos a casa cansados de caminar por castillos y templos y jardines y tiendas... y siempre nos esperaba una taza de té caliente. Era un verdadero alivio para el paladar y un tonificante del cuerpo.
El día anterior a mi partida, me acerqué a un supermercado y compré, bajo las recomendaciones de mi amiga Clavel, tres paquetes de té distintos. Desde que estoy en Madrid, todas las mañanas me preparo una botella de 50cl de té japonés. Se ha convertido en una necesidad, y no puedo pasar el día sin mi botella de té. La gente de aquí no entiende como puedo beberlo sin nada, tal cual, amargo. Pero es que a mí ya no me sabe amargo. Me sabe a Japón. Me sabe al castillo de Himeji, a jardines zen de piedra, a cientos de torii en Fushimi Inari Taisha, a los neones de Osaka, a las máquinas de purikura, a kimonos por el Kyoto antíguo, a pañuelos de papel gratuitos en los pasos de cebra, al baño caliente antes de ir a dormir. Me sabe a los padres de Clavel, a su perrita Kanon, a sus amigas. Me sabe al tren, a Juusou... Juusou desu.
Tantas y tantas cosas que a nuestros ojos nos parecen insulsas o desagradables, tan sólo porque no nos hemos parado a mirarlo con los ojos del otro. Tantas historias que cada persona tiene que contarnos, y nos damos la vuelta. Tanta intolerancia, tanta falta de empatía... Cuánto nos devaluamos cuando damos la espalda a otro. Nadie hace nada por nadie, y nos quejamos si no nos ayudan. ¿Qué esperáis, manos que no dáis?
Yo soy muy culpable de esto, y es ahora, en los momentos en los que mi soledad se multiplica, cuando siento que cada segundo de mi tiempo vale una eternidad. El lugar es éste, el momento es ya. Y tengo muy claro que nadie va a hacer esto por mí, ni quiero que así sea.

Me estoy volviendo un poco perro...

Parece paradójico que, tras haber incluido tres posts en menos de 24h (contando éste) pueda iniciarme con este título. Pero es cierto, me estoy apalancando y no hago nada de lo que tenía planteado.
Hace unos días me dedicaba a adecuar la web donde quiero publicar todos los contenidos que voy haciendo. Pero es que a este ritmo va a ser una web vacía! Reconozco que mi vida está llena de proyectos inconclusos, pero lo que tengo ahora en mente debería acabarlo, y me voy a poner a ello ya mismo. El primer paso es precisamente este: reconocer mi gosera (como se dice por allá en tierras levantinas) y establecer un plan de choque contra ella.
Me he dado cuenta de que mi problema de inconstancia se debe a que me canso de las cosas por las altas dosis en las que me enfrasco. Creo que va a ser mejor usar dosis más pequeñas. Si hago tres o cuatro cosas al mismo tiempo, cambiando entre tarea y tarea cuando las cosas se me pongan difíciles o cuando me canse, a lo mejor abordo las situaciones más tarde desde diferentes perspectivas y me es más sencilla su resolución. Es como cuando antes leía tres libros a la vez (una novela, algo de poesía y algún manual de programación), así no me cansaba de ninguno. Así que voy a convertirme en un multitasking scheduler, con un round robin de varias horas de cuanto de tiempo.

Principalmente tengo que dedicarme a tres cosas: uno, a reconstruir mi OCR e integrarlo en un sistema de traducción completo; dos, a seguir estudiando japonés para ver si me siento capaz de presentarme al 2kyuu este año; tres, a trastear con la NDS y sacarle provecho, comprendiendola y haciendo alguna cosa con ella, me interesa sobre todo el tema 3D.

Mi primer paso va a ser tener finalizada la web donde quiero ir incluyendo mis avances y los proyectos acabados. Ya le queda poco. Quise probar una cosa sobre "temas", pero quiero hacerla más funcional, más sustanciosa. Necesito contenidos, no pijadas.

Bueno, pues os iré contando mis avances desde aquí. Todo lo que vaya haciendo o investigando, lo que considere interesante en estos desarrollos, serán de conocimiento público. Así, a lo mejor a alguien se le ocurre una forma mejor de hacer las cosas que como las hago yo, y me puede ayudar. Estoy abierto a todo tipo de sugerencias.
Mañana, a desenterrar el OCR! Preparados... listos... YA!

domingo, 19 de febrero de 2006

Unas cuantas frikadas para que disfrutéis de esta noche...

1. ¿Por qué David Hasselhoff cayó tan bajo? "Hooked on an feeling"
2. Ahí va el producto nacional, directo desde Alcorcón, la Terremoto con su "Time gous by"
3. Nueva moda del bullying en Japón: ¡ Acoso con sobredosis de metano corporal!
4. Yo quiero un monitor como éste!!!!

A disfrutar!! Ninguno tiene desperdicio.

Sin obsesiones: hasta la vista, Sambomaster, y gracias por todo.

Debo ser uno de los informáticos más raros que conozco respecto a horarios. De normal para alguien del mundillo cyber-underground (cualquier similitud con la normalidad de otro individuo catalogado como normal es pura coincidencia) es acostarse tarde [codeando, chateando, viciándose, disfrutando de alguna serie de culto descargada por un P2P], levantarse temprano para trabajar y/o estudiar y recuperar el sueño perdido el fin de semana. Yo soy incapaz de seguir este horario. Yo prefiero levantarme temprano a lo largo de la semana, codear/chatear antes de acostarme rondando la medianoche y usar los fines de semana intensamente (hasta empalmando algún que otro sábado). Esto me convierte en raro para mis amigos mundanos (por ser informático) y raro para mis camaradas de PC (por codear tan poco a lo largo de la semana y usar los findes). Pero bueno... Éste no era el propósito de este post. Digo esto porque son las 9:14am del domingo y aquí estoy. A lo que iba, disculpadme.

Llevo toda la semana recordando mi primer mes en Madrid. Instalarme fue fácil porque me apoyaron mucho mis familiares, pero el trabajo y la sensación de soledad eran implacables con mi ánimo. Durante esos días, realizaba a modo de terapia uno de esos hechos tan necesarios como ridículos se puedan ver fuera de mi mundillo interior. Una de esas cosas que, por insignificantes que se puedan ver ahora, me introducían en un estado de bienestar y conseguían arrancarme una sonrisa, bajo la mirada a veces atónita, hasta inquisitiva, de los viandantes y los usuarios del metro de Madrid. El año pasado descubrí un grupo de rock japonés (debéis saber que en esto sí me considero un friki, me encanta la jmusic) llamado Sambomaster (info en inglés, info en japonés). Tiene un sonido sorprendentemente fresco, alentador, lleno de vitalidad y energía. Caminar por las calles o deambular por el metro escuchando Utsukushiki nigen no hibi o Kore de jijuu ni natta no da se convirtió, más que en un placer, en una necesidad. Mis pies y mis labios se movían solos, sin generar sonido alguno, al arranque de la desgarradora voz de Takashi Yamaguchi. A cualquiera os recomiendo que escuchéis alguna de sus canciones, son energía pura.
Este post es una despedida a Sambomaster. Un hasta luego, profundamente agradecido por las sonrisas que me han conseguido arrancar cuando más solo me encontraba, por llenar mi vacío con sus ritmos y por cargarme las pilas todas las mañanas cuando iba de camino a trabajar, contrastando mi ánimo con los semblantes tristes e impotentes de mis compañeros de viaje.
¿Por qué? Desde hace muchos años decidí mantener mi juicio lo más puro posible acerca de la música que me gustaba, no perder en ningún momento el sentido ni dejarme llevar por las modas. Me gusta descubrir grupos japoneses nuevos y, cuando me percato de que comienzo a obsesionarme, abandonarlos en algún rincón del disco duro, para recuperar pequeños flashbacks a lo largo del tiempo. Deseo mantener en todo momento mi capacidar de discernir la basura de lo realmente arrebatador o simplemente interesante. Sambomaster me ha calado hondo, pero debo ser fiel a mis principios y conceder la alternativa a otros. Creo que seguiré con Super Egg Machine o The Pillows, he escuchado alguna cosa de ellos y me ha gustado. Pero cero obsesiones.
Ha sido un verdadero placer, Sambomaster, espero oiros con nostalgia en breve. Gracias y hasta luego.

sábado, 11 de febrero de 2006

Despegamos!

Tras este parón de más de un mes, ya he conseguido disponer otra vez de Internet y conseguir estar de nuevo con vosotros. En todo el tiempo que llevo en Madrid me han pasado muchas cosas, muchas buenas y algunas malas, pero la mayoría muy interesantes y que considero que van a condicionar en gran medida mi estilo de vida en esta enorme urbe.
Dos días más tarde de mi llegada, y ya establecido en un domicilio temporal, se pusieron en contacto conmigo para una entrevista de trabajo en una empresa subcontratada por Jazztel (que no son veinte megas, a ver si te enteras!). ¡Y aún no me creían cuando les decía que no me iban a contratar hasta que hubiera llegado a Madrid!
El trabajo resultó ser lo peor: gestor de soporte técnico orientado a la configuración... en resumen, teleoperador (seamos justos, somos algo más que teleoperadores, pero con sus mismos inconvenientes). Vamos, yo tenía muy claro que aquello era algo temporal, un trabajo "digestivo", pero veía que se alargaba mucho la cosa.
Cuando ya había pasado casi un mes desde que me contrataron, sucedió el milagro: una entrevista que había realizado hacía tres semanas para una archiconocida cadena televisiva nacional privada (transcurrido tal tiempo había dejado de albergar esperanzas), me llamaron por si aún tenía interés. Ni lo dudé.
En resumen: el lunes comienzo a trabajar de programador web (olé!), en un buen curro, en una empresa grande grande, etc. etc. etc. Pero, por extraño que os parezca, voy a echar de menos algo muy bonito que cultivé durante este mes en el purgatorio de los teleoperadores: un ambiente inmejorable y gran cantidad de amigos, a los que nunca he llegado a ver como compañeros forzados sino más bien como camaradas de desdichas y cachondeos con los clientes más melones. A todos ellos: Rafa, Jose Manuel, Carlos, David, Álvaro, Marta y Borja, muchas gracias por estos días, espero no perder el contacto con vosotros. Al menos, si nos viéramos de marcha por aquí, unas cañitas caen. Fijo.