Lo que más me llama la atención es que, aparte de las diferencias culturales entre el Japón antiguo y Occidente, cómo coinciden los colores de los trajes de los contrayentes: el novio de color oscuro, negro, muy elegante, porque antiguamente el color negro era un tinte muy caro para la ropa (recordad a los Austrias españoles que siempre salían de negro, era un símbolo de poder y riqueza); la novia, por supuesto, de color blanco, con el significado de pureza, virginidad, creo... Es curioso que en China sea el color del luto, no sé por qué. ¿Alguien lo sabe?
martes, 29 de abril de 2008
Vivan los novios
domingo, 27 de abril de 2008
Ecoris (エコリス): añorando a Pikmin...
La cancioncilla explica la funcionalidad de cada tipo de Pikmin:
En este juego tenemos mucha más variedad de criaturas que en Pikmin, pero en los primeras misiones sólo disponemos de tres: "ecorisu", ardillas rosas que plantan y cuidan árboles (de los que obtenemos maná, que usaremos para poderes especiales); "ecomon", ardillas voladoras azules que pueden mover cosas por el aire y pueden ser realmente fuertes; "ecobii", castores amarillos, que a modo de un cuerpo de ingenieros costruyen puentes, rampas y pasarelas. El resto parece que son versiones de estas tres.
Aunque difiera en diseño, el argumento y el estilo están claramente inspirados en Pikmin. Parece ser que este mes que entra (mayo del 2008) saldrá la primera versión del juego para Estados Unidos; a partir de ahí, no tardará en llegar a Europa.
lunes, 21 de abril de 2008
Procedimiento de compra en Japón
- Llegas a la caja con el producto, guardas cola (si la hay).
- Cuando llega tu turno el cajero (o cajera, con más frecuencia) te saluda (¡a veces!), coge el susodicho, lo pasa por el scanner y mientras te dice el precio total (también a veces!) lo mete en una bolsa.
- Tú le pagas y te devuelve el cambio. Controla, que la cagan muchísimo y siempre te devuelven de menos. Ya decidiré yo si los céntimos de euro los tiro a la calle, no decidas por mí, anda.
- Por ahí está la puerta ¿no?, pues aligerando que hay gente que espera en la cola.
- Llegas a la caja y, si hay cola, esperas religiosamente.
- Cuando llega tu turno, el cajero (o cajera) te dice un "お待たせしましたー!" (omatase shimashita!, perdone ud que le hayamos hecho esperar) mientras coge tu compra.
- Si tienes más de un producto, en algunos sitios van diciendo los precios por separado a medida que pasan por el scanner (lo hacen, por ejemplo, en los Family Mart a los que voy a veces).
- Te dicen el total siempre acompañado de su "お願いします" (onegai shimasu, por favor).
- Tú pones el dinero en una bandeja especial para ello. No es siempre así, pero sí en la mayor parte de los sitios con cierta importancia, franquicias, etc: ¿se intenta minimizar el contacto físico directo con el cliente, o es porque el dinero es el principal difusor de gérmenes patógenos? Cruel dilema!
- Cuando el cajero coge el dinero de la bandeja, lo cuenta y te dice exactamente lo que le has dado. Esto es genial! Me parece de una prudencia excepcional, fuera equívocos con lo de que "No tío, que yo te he dado un billete de 500 euros!" Si no dices nada, sigue el procedimiento. Si das un billete grande en un konbini, el cajero lo muestra a los compañeros (para que haya más testigos).
- En las franquicias, konbini y grandes almacenes el cajero te pregunta si tienes la tarjeta de puntos o la cartilla para sellarte. Esos sistemas de fidelización de clientes, funcionan por todas partes. Qué pesaos!
- El cajero coge el cambio y lo cuenta delante de tus narices sobre la palma de su mano extendida. En un konbini, si el cambio es grande e implica billetes, primero cuenta el cambio delante de los compañeros (por lo de antes), luego te da el cambio con los billetes y finalmente con las monedas.
- A veces lo meten en bolsas y a veces no. En los supermercados lo hacen sólo con compras pequeñas. Si has comprado media tienda, te vas a unas encimeras donde están las bolsas y la peña se toma su tiempo para colocarlo todo bien. En las tiendas pequeñas, además, te ponen en la apertura de la bolsa una pequeña tira de cinta adhesiva (creo que es para que nadie pueda fisgar qué has comprado, o reprimir a manos amigas de lo ajeno, no estoy seguro).
- Te vas contento! Mientras escuchas a tu espalda el "お待たせしましたー!" (omatase shimashita!) del paso 2, dicho al siguiente cliente (si lo hay).
Primer finde de marcha tranquila

Y no pienso contar nada más...
miércoles, 16 de abril de 2008
Rodando una película

La película parecía un thriller: una mujer de importancia (alguien con aspiraciones políticas) que arengaba a un grupo de seguidores vitoreantes, y en mitad del barullo recibe un disparo, seguido de muchedumbre en estampida. Tardaron cerca de hora y media en rodar estas tomas. Afortunadamente hice amistad con alguien relacionado con el evento que estaba cerca y me iba contando todo lo que iban haciendo: las instrucciones que daba el director al staff, los movimientos de la producción, etc. Aquí podéis ver a alguien de seguridad redirigiendo a los clientes de la estación hacia otra entrada.

domingo, 13 de abril de 2008
Lengua de gato

sábado, 12 de abril de 2008
Diga patata

viernes, 11 de abril de 2008
Se pasaron de moda los pañuelos?
jueves, 10 de abril de 2008
Karasu no o-hanami


Me hubiera gusta estar cerca cuando los pobres empleados de la recogida se pasaran por este montón destrozado de bolsas y desperdicios. Conocidos los japoneses por su indolencia y siempre tener las riendas de sus pasiones, ¿qué estoicas palabras habrán pronunciado?
martes, 8 de abril de 2008
El "braïlle" callejero

lunes, 7 de abril de 2008
Quién dijo que Hachiko ha muerto?

El cariño que profesan los shibuyenses por este conmovedor chucho es enorme: en cualquier rincón encontramos referencias suyas, sobre todo en servicios públicos como el transporte, la policía o el mantenimiento de parques. Unos ejemplicos ilustraidores:
Todos! Protejamos a nuestros hijos!
Ole, dí que sí! El Hachiko policía (aquí se llama Hachiko-kun, el -kun se lo ponen porque está trabajando y así es más serio, creo) exhortando a la población para que, entre todos, luchen contra la criminalidad por el futuro de la familia. El 110 es el número de teléfono de la policía, nuestro 091.
ハチ公バス
Hachiko Bus
Esta es un minibús una de las líneas del Shibuya community bus Hachiko. A la derecha, arriba un detalle del dibujo de Hachiko junto a la rueda delantera; abajo, un detalle de la señal de parada de la línea 35 de este servicio de autobuses. Qué mono, el perrito.
ハチ公からのお願い
Te lo pide Hachiko...
Claro, hombre, hazle el favor al perrito más querido del barrio, lleva al tuyo con cadena cuando lo saques a pasear y ni se te ocurra dejar sus regalos intestinales en ningún lugar visible.
Como podéis ver, es imposible pasear por Shibuya sin encontrar constantes referencias a Hachiko, el necrófilo (que no necrofílico) perro fiel.
domingo, 6 de abril de 2008
Destruyendo mitos
- Japón es un país muy caro. Meeeek! FALSO. Japón es un pais más barato (pero mucho más) que España. La vivienda en Tokio está a precios levemente inferiores a Madrid y Barcelona. Ponerte como el quico es muy barato (y comida rica rica, con fundamento), y los servicios de transporte del metro y cercanías tienen la pega de incrementar su precio de forma radial (cuanto más te alejas del origen, gradualmente más caro), pero el gradiente es pequeño. Los takis no son caros, que a alguien le ha dado por decir que los taxis en Tokio son caros y todos se lo creen. ¡Nos ha jodido, retrasado mental, si coges el taxi desde el aeropuerto, que está en otra provincia...! ¡Coge un taxi en Toledo y vete a Madrid, a ver si es caro o no, imbécil! Bueno, tan pronto como esté preparado Parco Molo os podré demostrar este primer punto, que me tiene ya muy quemado.
- Los tokiotas no fuman en la calle, tan sólo lo hacen en las zonas habilitadas. Meeeek! FALSO. Es cierto que en la mayoría de las calles ves prohibiciones de fumar en la calle, lo cual es de agradecer para los antitabaco exhacerbados como yo (que fuman, no obstante, en cachimba en la intimidad). Pero siempre hay chulos y chulas que se saltan esas normas a la torera. Por eso hay brigadas en bicicleta que van a la busca y captura de nicotineros recalcitrantes.
- Los japoneses no se suenan las narices o estornudan en público, porque es de mala educación. Bueeeee, más falso que un billete de 1500 yenes. Los he visto sonándose en los vagones del metro y en los restaurantes delante de la misma comida (que eso me parece horripilante hasta a mí!). Y no es cosa de hombres, de hecho sólo he visto hacerlo a mujeres jóvenes. También se entiende que, en estas fechas, los niveles de polen se salen de la gráfica y uno de cada tres o cuatro nipones va con una mascarilla. Pero lo alérgico no quita lo cortés.
- Los japoneses son muy tímidos con los extranjeros. Bueno, esto es cierto pero con matices. No es que sean tímidos, es que muchos de ellos tienen el mismo nivel de inglés que los de la Batalla del Chaparral, y parten del principio de que no les vas a entender. Si sabes cuatro (no más) palabrejas chaparreadas en japonés, se esfuerzan por ayudarte e incluso se sienten muy conmovidos por tus esfuerzos en mutilar su idioma. De hecho, yo ya he hecho algunos amigos en un bareto cercano donde ponen buena comida y barata: sueltas dos palabrejas y es como los donettes, te salen amigos por todas partes.
- Con lo contaminada que está Tokio, mucha gente va con mascarilla. Alaaa, lo que ha dichooo, a la profe vas! Sí, Tokio es una ciudad muy contaminada, pero menos que Madrid, por ejemplo (en proporción a tamaño y densidad). En esta época del año, la mayoría de la gente que usa máscara es porque son alérgicos al polen, que hay mazo. Pero de normal, los que usan máscara es porque están resfriados o alguna otra enfermedad contagiosa por vías respiratorias, y no quieren fastidiar al personal. Mira tú qué majos.
sábado, 5 de abril de 2008
Mi [primer] o-hanami

Entre juegos, chistes y borrachera, se fue haciendo de noche, y algunos iban ya muy pedo, mientras otros se iban marchando. De vez en cuando alguno se iba a los aseos a cambiar de aguas. Cuando empezó a hacer frío decidí ponerme las zapatillas, ya que para entrar en la estera te tenías que descalzar, como cuando entras en casa. Y yo, que no había dejado de quitarle el ojo a la mochila donde estaba mi dinero, mi cámara y mis documentos, descuidé mis zapatillas. ¡No estaban! Los demás, que se dieron cuenta de mi preocupación buscando el calzado, comenzaron a buscarlas también entre las bolsas de desperdicios acumuladas al lado y la ropa tirada por el suelo. Hasta que alguién pensó que otro de ellos, que iba superpedo y había ido al meadero, se las podría haber puesto por confusión. Aquello parecía un comando: comenzaron a movilizarse, haciendo llamadas al móvil para encontrar al susodicho y buscándolo en los aseos.
Diez minutos más tarde apareció, con un pedal de fliparlo, y con mis zapatillas puestas. Tardaron cero en tumbarlo en el suelo y sacárselas, casi como la policía de Atlanta con un vagabundo negro. ¡Hasta a mí me dió pena! Me sentía tan mal que no encontraba palabras para mostrarles mi agradecimiento y mis disculpas por haberse visto forzados a aquella movilización. Aquello me había dejado de piedra.
La hora de la despedida fue lo más doloroso: abrazos, gritos de exaltación de la amistad, promesas de reencuentro en nuestros respectivos paises que dudo que alguna vez se realicen y alguna que otra lagrimita. Es lo que tiene el alcohol: si hay buena voluntad, lima las timideces y te pone a flor de piel.
Lo que el alcohol no conseguirá nunca es que yo olvide este día. Jamás me había sentido así, tan próximo a gente que no conocía de nada y que se portaran conmigo como uno más. En ningún momento me sentí extraño. Mi pais es España, pero mi alma ha sido, por esta tarde al menos, japonesa.
martes, 1 de abril de 2008
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