
El personal no se está dando cuenta, pero la semana pasada lo comentaba con un antiguo conocido por el Messenger y la idea lleva rondándome la cabeza desde entonces. Y es que sin percatarnos de ello, la sociedad actual española ha conseguido que nos autocensuremos. Hemos pasado de la prohibición directa ("si dices esto, vas a la cárcel") a la subliminal y sutil ("si dices esto, no eres demócrata","eso no es políticamente correcto...").
El hecho es que la política se introduce en todos los campos en los que mentes gañanes y enfermizas pueden ver atisbos de discriminación o malas intenciones. Unos ejemplos superficiales. El primero, ¿vosotros véis posible que actualmente se pudiera sacar al mercado un producto como los famosos "conguitos", mostrando a un individuo africano (del Congo, se sobreentiende) en la bolsa? Uff, eso sería políticamente incorrectísimo. O que algún cantante actual escribiera una canción cuyo título sea "La mataré", como aquel clásico de Loquillo y los Trogloditas. ¿Cuánto tardarán en llamar a las fiestas de "Moros y Cristianos" como de "Norteafricanos que ocuparon temporalmente la península y Cristianos". O lo que es peor: "Norteafricanos y norteafricanas contra cristianos y cristianas". Lanzo la siguiente pregunta: ¿llamar a alguien negro es incorrecto, si esa persona es de esa raza, y yo de otra distinta? ¿Le estoy faltando al respeto si digo "Ayer ví a tu amigo, el negro, el que trabaja en la tienda X"?
La censura está ahí, pero no la vemos. La gente ya no puede expresarse libremente, porque cualquier expresión es proclive a una interpretación enfermiza, radical y ultrademocrática. ¿Estamos ante un caracter tan excesivamente democrático que nos la tenemos que coger con papel de fumar hasta para mear? O... disculpen ustedes y ustedas, "tenemos que asir el miembro viril para miccionar o sentarnos en el WC para relajar la vagina con el mismo propósito". No quiero que nadie se sienta discriminado con mi lenguaje que, desde los tiempos de Gonzalo de Berceo, es retrógrado, machista y discriminatorio. Hay que cambiar, en cinco años de legislatura, más de mil años de evolución lingüística, en vez de preocuparnos por mejores condiciones sanitarias, corregir los planes de enseñanza o desarrollar zonas marginales. Disculpen ustedes por preocuparme por el futuro, habiendo un pasado tan gañán por corregir. Manda trillos.